
Desde las 6 de la tarde animamos las calles de Abelón y a los artistas de la hoguera; a las 11 de la noche pudimos comprobar que habían hecho bien su trabajo hincando el diente a unas costillas y a un buen chorizo.
Hasta la 1 de la madrugada seguimos la fiesta al son de las dulzainas mientras algunos bailarines no dejaban de pedir otra, y otra más. Cualquiera diría que querían quemar los excesos de la parrilla...
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